Autor
Iván Mendoza
Tomado de
El Blog imposible
Compartido para la
Red Nacional de Gestores Culturales
Sin que fuera intencional, ese marca páginas me acompañó durante toda la lectura del libro hasta terminarlo, y entonces tuvo sentido que permanecieran juntos. El libro es una advertencia, el marca páginas un llamado a prestar atención.
El libro es otro excelente ensayo de Erich Fromm acerca de la sociedad y como está huye de su libertad. Gran parte del mismo es una descripción y análisis de hechos que afectan o interfieren en el comportamiento de la sociedad, sin embargo y como mucha de la obra de Fromm, no es la denuncia su único objetivo sino va más allá al tomar un rol proactivo que llama a la acción y propone soluciones, que pienso es el aporte máximo y fin de la obra. Es por ello que prefiero el título en inglés —The Sane Society, “hacía una sociedad sana”— en vez de su aburrida traducción al español: Psicoanálisis de la sociedad contemporánea.
Denso como se lee el título, así es el libro, de lenguaje complicado, frecuentes referencias psicológicas, sociales e históricas hacen del libro un reto difícil de tomar, que se puede enfrentar mejor si se han leído antes otras obras de Fromm, como “El miedo a la libertad” y “El arte de amar”. En sus páginas podemos notar el cuidado de Erich Fromm al exponer un tema, no da un paso adelante en sus afirmaciones sin haber descrito los hechos, explicar sus observaciones y finalmente concluir, lo que permite al lector asentir o debatir, pero sin importar su elección no podrá escapar del razonamiento, de usar su mejor juicio para llegar a una conclusión propia, ya sea esta compartida con Fromm o completamente nueva. Es, quizá, esta consciencia que nos da Fromm sobre ser humanos el ingrediente más sustancioso pero también el más difícil de digerir.
No exagero cuando digo que te abre los ojos a otra forma de ver la vida, con su luz intensa y sombras. Reconocerte en el libro pesa, duele, te provoca el cambio, que no se logra tan fácil como se lee.
Es la razón por la que el extraño marca páginas, regalo de una amiga, acompaña tan bien este libro, como la advertencia de lo que sus páginas contiene:
Creíamos que los dragones no comían de verdad y que los lobos no lo engañaban a uno por puro gusto de comerse una carne con la que ya habían hecho amistad y que los reyes no ofrecían a las hijas al que resolviera un enigma ni que los padres salían a perder a los hijos. Ya tarde en nuestras vidas aprendimos que los escritores de cuentos nos estaban advirtiendo de cosas terribles que pueden pasar.
—Fragmento de “No te apresures en llegar a la torre de Londres, porque la Torre Ð Londres no es el Big Ben” de Eugenia Gallardo.
Escrito en la misma noche que descubrí que escribir en compañía de Piazzolla no solo es posible, sino placentero.
18 de octubre de 2016