Ponencia:
Francisco Roberto Gutiérrez
Ponencia en Seminario Cultural
05 de junio de 2017
Introducción: Normalmente se entiende que una “política pública” es la forma y medios con que el Gobierno, Nacional o Local (Municipal en nuestro caso), y en representación política del Estado o de un conglomerado social, gestiona y acciona para prestar un servicio a la sociedad, o para resolver un problema actual o futuro; busca el mayor bienestar de la sociedad. Estas pueden ser explicitas o no; de la misma manera que una política puede ser el que no se proponga ninguna; así de sencillo. Lo ideal es que las políticas públicas se conviertan en políticas de carácter intertemporal, lo cual se logra cuando éstas son asumidas por toda la ciudadanía por cuanto consensuadas, con efectos medibles, viables financieramente y sobre todo reconocidas como esenciales y de interés para la sociedad concreta.
Es, pues, valido hacerse la pregunta: ¿es la política la fuente de las políticas públicas?, o por el contrario ¿las políticas públicas hacen la política?
Lo usual en nuestro medio guatemalteco ha sido lo primero, que la política, y por tanto los políticos en el poder, son los que establecen las políticas públicas. El problema con esta lógica ha sido que debido al corto tiempo de ejercicio en el cargo por el partido político de turno, y que por lo general no cuentan con una propuesta bien estructurada, es casi imposible formular y ejecutar de manera eficiente una política pública, pues éstas requieren un tiempo para su análisis, implementación y evaluación de resultados. Ello explica en buena parte el fracaso en políticas públicas del Estado guatemalteco; para un ejemplo reciente baste tomar el caso de la política de “desarrollo rural”, en la que ha sido visible la diferencia de criterios entre un gobierno y otro sobre el fondo de la misma, y por tanto no se toma una decisión al respecto.
Siendo que en términos generales los Partidos Políticos guatemaltecos obedecen a lógicas electorales más que a las de incidir en el bien público de largo plazo, y carecer por tanto de doctrina y propuestas programáticas surgidas de amplios consensos; y que no es previsible en un futuro cercano un cambio en éste sentido, lo que se puede esperar en cuanto a la construcción de políticas públicas por ésta vía de lo político formulando políticas públicas, es que éstas surjan con las debilidades de una visión cortoplacista y, desafortunadamente, “electorera o clientelar”.
La segunda opción es que las políticas públicas hagan la política, estrategia que, surgiendo desde la base de la sociedad, es una construcción que se organiza desde lo local. Este “formato” se ha experimentado y avanzado en el caso que se ejemplarizará en éste documento. Otros ejemplos los encontramos en casos como el de la protección del medio ambiente, en el que la presión pública ha ido formulando una política pública que orienta la política o al menos, está forzando la lucha política a las arenas temáticas medioambientales.
El problema real se sitúa en lo dicho: la inexistencia de partidos políticos con base doctrinaria y propuesta estratégica reconocida. Con el “sistema político” actual no hay manera de que se planteen políticas públicas bien estructuradas. A ello se agrega el problema que ante la complejización de la sociedad actual, y la debilidad del Estado, la política camina con un sentido de razón práctica, con el riesgo de perder la perspectiva amplia que cualquier proyecto político debe tener.