La huella en la ceniza: Isabel Ruiz -2 de 2-

La huella en la ceniza: Isabel Ruiz -1 de 2-
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Por:
Javier Payeras
Escritor
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Sahumerios tiene una vida extraña, el color contrapuesto a la luz detrás, las formas indescifrables, eso que equivocan los ojos y solo podemos discernir; no son cuadros para colgar en el comedor definitivamente, su destino es dar el informe moral del clima en un país como el nuestro, en ese país que está dentro de otro país, ese territorio que está dentro de otro territorio.

La caligrafía dentro de Lo Negro del Sueño, el trazo alrededor de un edificio con marca amarilla que pinta mientras va caminando y envuelve en una cerca dibujada. O la muy impresionante Matemática Sustractiva donde va trazando en la pared del Centro de Formación de la Cooperación Española en La Antigua el conteo de los muertos por la violencia, dejando la pared sin terminar como una incógnita macabra de si estos palitos tachados de cinco en cinco tendrán continuidad.

El trabajo de Isabel Ruiz es una laboriosa investigación, pero también es una evaluación interior de sus fantasmas íntimos. De eso que trabaje muy cerca con dos de los enormes poetas que tiene este país: Francisco Nájera y Francisco Morales Santos. El trabajo realizado en Los Leones, donde la sangre es el pigmento originario, más cercano e indeleble. Imágenes que se curten en el dolor de nacer y en el de la menstruación, en la herida que se marca sobre el color blanco del algodón. Esa mancha que es la pintura del dolor. Lo mismo puede decirse del testimonio escrito en pañuelos como palimpsestos intactos que penden de un lazo para remarcar que lo escrito no pudo borrarse después de lavar.

Imposible abarcar tantas ideas e interpretaciones que me vienen a la mente en este momento. Prefiero detenerme acá y vuelvo a la idea primera de este texto, los guatemaltecos podemos pintar con todo, escribir con todo, hacer música con todo, hacer cine con todo, hacer teatro con todo. La voluntad y el amor que nos mueve es el de hacer algo distinto con lo que hoy tenemos y hemos tenido. Puede que el dolor sea nuestra gran escuela de aprendizaje para la poesía, tal como dice mi gran querido, Francisco Morales Santos en uno de mis poemas favoritos:

De seguro que si las aves fueran  el corazón del universo,  nunca habría pasado inadvertida  su lección de elevarse  con espíritu fuerte  bajo los temporales,  pues los pájaros saben  que no hay invierno que dure cien años  y que, al pasar la tormenta,  la primera semilla que brota  es el sol.

Celebremos hoy a Isabel Ruiz que digna este premio Carlos Mérida. La artista más grande de la historia de Guatemala recibe un reconocimiento que lleva el nombre del artista más grande. Isabel, acá van estas palabras llenas de amor y admiración por vos y tu obra.

Noviembre 2017

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