Autor:
Delfina Mux Caná
Ponencia en Seminario Cultural*
16 de mayo de 2017
De acuerdo con lo que se establece en el Plan Nacional de Desarrollo Cultural “la participación ciudadana puede lograr las transformaciones necesarias para la democratización de la sociedad y que se manifiesta en dos vertientes: por una parte en el desarrollo de instituciones representativas capaces de controlar y presionar al gobierno y por otra en la creación de espacios en los que los individuos se expresen culturalmente en función de sus aspiraciones y necesidades” (Ministerio de Cultura y Deportes. Plan Nacional de Desarrollo Cultural. Marzo 2005. Eje de participación ciudadana, pág. 93)
En cuanto a los espacios de participación cada uno de nosotros (as) es testigo de los innumerables espacios existentes a nivel comunitario, a nivel municipal y departamental, no sólo producto de los Acuerdos de Paz, de las leyes de participación y descentralización que se han aprobado en el país, sino también de espacios preexistentes en las comunidades (instancias, mecanismos y estructuras de las comunidades desde sus mismas vivencias y raíces culturales) los cuales, en muchas ocasiones, no se toman en cuenta o no se consideran en los proceso de desarrollo y más bien son invisibilizados o se crea un paralelismo.
La existencia de innumerables espacios de participación, no son por ahora, la garantía de la participación ya que el nivel de apatía cultural y política de la población, es de tal nivel que muchas veces ni siquiera se llega a espectadores de los procesos de desarrollo. La falta de participación en cada una de las dimensiones del desarrollo, se ha visto limitado por la falta de información, conocimiento, organización, recursos e interés. Y entonces… ¿cómo se va a transformar la realidad sin la participación ciudadana y sin mecanismos de auditoría social, sin instancias capacitadas para garantizar un buen gobierno, sin instancias de seguimiento para los planes de desarrollo?
Es evidente que sin los procesos de participación no hay procesos de transformación, pues nadie garantiza que estos se hagan de manera transparentes, con mecanismos y procesos adecuados.
En los procesos de participación siempre existirán luces y sombras, siempre habrán tensiones entre los derechos e intereses individuales versus los derechos e intereses colectivos, entre la participación y la representación, entre lo local y lo nacional, las necesidades inmediatas, versus las necesidades estratégicas, pero algunas de ellas hay que visualizarlos como dos caras de una misma moneda, pues no se trata de privilegiar uno sobre otro, sino cómo se logran los equilibrios entre ambos. En otros casos, eso no se puede hacer, pero igualmente estarán las contradicciones allí presentes, pues ningún proceso es perfecto, ya que sus protagonistas siempre son los seres humanos, con luces y con sombras.
La participación adopta formas distintas, existen diferentes motivos individuales y colectivos para ello. Lo anterior, nos lleva a definir que no existe una sola forma de participación, sino diferentes formas de participación, de estar y de ser en los procesos de participación ciudadana. Una de las principales limitantes de la participación ciudadana en el caso de los Pueblos Mayas, Garífunas y Xinkas, se ha dado, entre otras razones por la naturaleza monocultural del Estado y del sistema político.
*Seminario Taller “Políticas Públicas Locales desde el enfoque de Cultura y Desarrollo”
(Julio de 2011) La Antigua Guatemala