Por:
Lic. Haroldo Requena
Asesor Cultural
Colaboración para la
Red Nacional de Gestores Culturales
(a)Primera parte tomada trabajo que elaboró Max Araujo en el año 2011.
¿Qué es una política cultural exterior? En cuanto al tema de Política Cultural Exterior el doctor Camilo Reyes Rodríguez, ex Viceministro de Relaciones Exteriores de Colombia, expresó en la introducción del texto que contiene el informe del Encuentro Diplomacia Cultural, para la región andina; que se llevó a cabo en Bogotá Colombia, en el año 2007, expresa “los países de la región andina están otorgando un papel fundamental en la formulación e implementación de su política exterior al fortalecimiento de sus relaciones culturales y a la promoción de su cultura nacional.”…. “Todos coincidimos, afirmó, en que al hablar de cultura, nos referimos a lo que somos, a lo más profundo de nuestras identidades, a las huellas de nuestra memoria como sociedad.
O como diría acertadamente Carlos Fuentes, “a nuestros modos de ser y nuestras maneras de soñar… Es por ello que la cultura es una de las piezas centrales de la política exterior de un país. En este sentido, debemos diseñar una política cultural para la promoción de nuestros países en el exterior, que se base en la riqueza de nuestra diversidad cultural, que acoja desde las manifestaciones más populares hasta las más experimentales y contemporáneas”.
“Lo anterior, debe sumarse”, continuó diciendo, “a los esfuerzos que hemos desplegado en diferentes instancias; por ejemplo, en el marco de la Comunidad Andina estamos comprometidos a trabajar en torno a tres áreas, como son: el desarrollo de las industrias culturales; la preservación y protección del patrimonio cultural, material e inmaterial y, el fortalecimiento y promoción de la diversidad cultural.
En el fortalecimiento y promoción de la diversidad cultural nuestras acciones se han dirigido a preservar la identidad cultural andina, a trabajar por la salvaguardia de nuestras distintas expresiones culturales y artísticas, a promover el diálogo intercultural como vía para profundizar el entendimiento entre los pueblos andinos y proteger las culturas indígenas” (1)Informe del Encuentro Andino sobre Diplomacia Cultural
¿Qué es diplomacia cultural?
Según un informe elaborado por el Observatorio Vasco de la Cultura (España) “El uso del término diplomacia cultural es relativamente nuevo dentro de las relaciones internacionales, si bien la estrategia cultural ha formado siempre parte de la diplomacia tradicional.
La cultura se sitúa como una de las principales tarjetas de presentación de muchos países, en su esfuerzo para promocionar una imagen característica que les ayude a conseguir sus otros retos políticos o de posicionamiento internacional. Pero más allá de este aspecto, la diplomacia cultural juega un rol de vital importancia en las actuales relaciones internacionales.
Los intercambios culturales permiten conocer y cimentar puntos en común y de acuerdo con otras realidades. De ser considerada como una parte soft de las relaciones internacionales, la diplomacia cultural gana terreno para situarse al mismo nivel que la diplomacia tradicional” (Documento elaborado por Observatorio Vasco de la Cultura)
Este informe explica “que el concepto de diplomacia cultural no es nuevo, es tan antiguo como la propia diplomacia. Todos los sistemas políticos han utilizado la cultura y el arte para mostrarse al exterior e, incluso en algún caso, para imponerse. Lo que diferencia la diplomacia cultural de antes y la actual es su objeto de trabajo ante una realidad actual mucho más compleja. La diplomacia cultural debe ocuparse de muchos más asuntos y más variados.
Por ejemplo, dice, la diplomacia cultural puede encargarse de parte de la promoción exterior de un país; o bien puede utilizarse como parte de la política de cooperación internacional. El antecedente más claro para entender lo que hoy en día es la diplomacia cultural lo encontramos en el soft power de Joseph Nye, que desarrolló en dos obras “ Bound to Lead: The Changing Nature of American Power” (1990), y “Soft Power: The Means to Success in World Politics” (2004).
Nye definió el soft power como la capacidad de un Estado de conseguir sus objetivos no a través de amenazas y recompensas económicas, sino a través de la atracción y la persuasión hacia las políticas, la cultura o los ideales del país. El autor analiza los límites que la fuerza militar de los Estados Unidos tiene en relación con sus aliados o potencias menores y, cómo el poder blando puede ayudar a superar ciertas barreras.
Así pues, el soft power puede entenderse también a través de la contraposición al hard power, o sea la habilidad coercitiva que utiliza la diplomacia tradicional.
La diplomacia cultural también debe entenderse como una práctica muy vinculada a la diplomacia pública. Tal y como la definió el autor noruego Erik Rudeng, la diplomacia pública es aquel conjunto de acciones mediante las cuales los gobiernos se dirigen directamente a la población de otro país. La diplomacia tradicional, dice este noruego, puede ser descrita como las relaciones que se establecen entre instituciones al más alto nivel; en cambio, la diplomacia pública se encarga de cómo un país se comunica con la ciudadanía de otros Estados. Es por ello que la diplomacia pública basa su fuerza en la atracción.
El aumento del peso que la diplomacia pública está experimentando sobre el conjunto de las relaciones internacionales plantea un escenario mundial diferente. Así mismo, la reflexión sobre la diplomacia cultural no puede sustraerse de un debate de fondo sobre el concepto de cultura.
En el siglo XXI la cultura ya no se entiende de forma unívoca. El concepto actual de cultura se basa en la complejidad y la pluralidad, en el sentido que en las sociedades actuales no hay una única forma de vivir y de entender el hecho cultural. Es por ello que hay que hacer referencia a las expresiones culturales, a las identidades múltiples, en definitiva a las culturas.
Este concepto mutante, diverso, complejo es con el que debe trabajar hoy en día la diplomacia cultural” (Documento elaborado por Observatorio Vasco de la Cultura). En consecuencia el Observatorio Vasco de la Cultura define a la Diplomacia Cultural, así: (es) “el conjunto de relaciones que sitúan los valores y los recursos culturales como los elementos centrales para difundir las expresiones culturales de una sociedad o para levantar puentes de diálogo entre personas y pueblos distintos”. (Documento elaborado por Observatorio Vasco de la Cultura)
Importancia de la Diplomacia Cultural
El texto citado del Observatorio Vasco para la Cultura nos dice: “En el contexto internacional, debido a los cambios sucedidos en la relación de fuerzas desde la Guerra Fría, la diplomacia pública ha ido ganando terreno y, a la par, lo ha hecho la diplomacia cultural. Así, en muchos ámbitos se considera que la diplomacia cultural es fundamental hoy en día. Si bien es cierto que por el hecho de existir cualquier expresión cultural ya es importante, también lo es que será más fuerte cuanto más reconocimiento tenga por parte de otros. En este contexto, la diplomacia cultural ayuda a ubicar en el mundo, a hacer más presentes a aquellas culturas de dimensión más pequeña. Así (también) se perfilan dos grandes estrategias para situarse culturalmente en el mundo: La clásica, la que históricamente han adoptado los Estados más grandes y con más recursos. La más actual, basada en aprovechar la conectividad internacional.