Por:
Lic. Haroldo Requena
Asesor Cultural
Colaboración para la
Red Nacional de Gestores Culturales
Tradicionalmente los Estados han invertido muchos recursos en la promoción del hecho cultural a través del despliegue de los institutos de cultura de promoción exterior (el British Council, los institutos francés, el Instituto Cervantes…), dedicados principalmente al estudio de los idiomas y a la difusión de las distintas expresiones culturales. En todos los casos la estrategia política ha consistido en el despliegue de una red de grandes instituciones sobre los distintos territorios en los que se ha querido incidir.
En contraposición, la alternativa actual para los territorios pequeños es aprovechar los recursos existentes y, utilizando sus organizaciones culturales como plataformas de lanzamiento, situarse en el mundo. Se trata de aprovechar acontecimientos con reconocimiento internacional (por ejemplo un festival de cine, una institución museística…) para explicarse y proyectarse hacia el exterior”…..” Con todo, los expertos señalan que los beneficios del desarrollo de una buena diplomacia cultural son múltiples y en muchas direcciones. En primer lugar, hacia el fortalecimiento de la cohesión interna —ante más reconocimiento, mayores niveles de respeto y estima por parte de sus gentes—. En segundo lugar, el protagonismo que pueda tomar la diplomacia cultural juega a favor del fortalecimiento de la diversidad global, así como la construcción y el mantenimiento de opciones alternativas a los canales oficiales.
La diplomacia cultural se está convirtiendo en una de las principales herramientas a disposición de la diplomacia pública para cambiar percepciones, romper prejuicios y plantear visiones sobre lo propio diferentes.” (Documento elaborado por Observatorio Vasco de la Cultura)
La cultura, recurso estratégico de la Política Internacional, introducción al concepto.
En el encuentro efectuado en Colombia, mencionad al principio de este documento, estuvo presente el Dr. Edgar Montiel, un experto en el tema de la Diplomacia Cultural, en ese entonces Jefe de la División de Políticas Culturales y Diálogo Intercultural de la UNESCO. A la fecha es encargado de la Oficina de UNESCO en Guatemala y por experiencia y entusiasmo es que muchos guatemaltecos se han interesado en el tema.
En el mencionado encuentro el Doctor Edgar Montiel presentó una ponencia que tituló “La cultura, recurso estratégico de la política internacional, introducción al concepto”, en el que incluyó partes de su libro “El Poder de la Cultura” editado por el Fondo de Cultura del Perú”.
Algunos fragmentos de dicha ponencia dicen así: “Cuando ocurrieron los lamentables sucesos del 11 de septiembre de 2001”, se refiere al atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York “fue inesperado observar cómo los interrogantes se dirigían hacia la cultura para buscar allí -y no en la economía o la política- las respuestas y las claves para entender lo ocurrido. En efecto, en un contexto de interculturalidad efervescente y de magnificación del poder simbólico, la cultura se ha vuelto una práctica social colectiva cada vez más influyente en las relaciones internacionales, incluida por primera vez en las prioridades de la agenda internacional, cuya adecuada -gestión- puede hacer de ella un recurso estratégico para la gobernanza, el desarrollo y la diplomacia mundial…” (Informe del Encuentro Andino sobre Diplomacia Cultural)
“La cultura, a pesar de la visión convencional que quiere hacer de ella una práctica libre de todo tipo de influencias, nunca es neutra. Al contrario, es un elemento estratégico de primer orden, quizá el más influyente, por su versatilidad y plasticidad, pues actúa en el campo discerniente de las conciencias y las conductas. Buena razón para revalorar la riqueza cultural de la región, pues se trata de un acervo excepcional presto para reforzar la presencia internacional de América Latina. Estimulada por este fecundo patrimonio, la creatividad de esta región muestra su potencialidad en muy diversos campos. Su aceptación internacional reside en que es percibida como una sensibilidad distinta en el escenario cultural mundial”. (Informe del Encuentro Andino sobre Diplomacia Cultural)
“El modelo tradicional, continua diciendo el Dr. Montiel, que concebía las relaciones internacionales como relaciones exclusivas entre Estados (relaciones interestatales), ha sido corregido y completado en las últimas décadas. Junto a la elevada influencia de los intercambios comerciales y de las corporaciones internacionales en las relaciones entre Estados, cada vez se incorporan a ella más entidades no gubernamentales. Esta nueva forma de gobernanza global es considerada como un multilateralismo complejo (0’Brien, 2000).
En él interactúan no solo dos o más Estados, sino también otros componentes de la sociedad, como son las ONG, universidades, entidades regionales, las asociaciones representativas de la sociedad civil (grupos empresariales, sindicatos, pueblos indígenas, asociaciones profesionales, migrantes, etc.), que influyen en las decisiones interestatales. No solo la manera como es enfocada la actividad diplomática ha sido influida por la participación de estos –nuevos- actores, sino también por la intervención de instituciones multilaterales como la ONU, OMS, UNESCO, OIT etc., que se suman a los organismos ya conocidos por su acción intergubernamental como la OMC, el Banco Mundial”. “Los organismos internacionales, además de trabajar con los sectores oficiales de sus Estados miembros se esfuerzan para interactuar mejor con los representantes de la sociedad civil”. (Informe del Encuentro Andino sobre Diplomacia Cultural)
“Otro aspecto que se considera relevante cuando hablamos de las relaciones internacionales, es la creciente interdependencia entre Estados (Nye y Chane, 1977). La gestión global de los recursos naturales, el manejo planetario del agua, el oxígeno, el clima, el combate a las redes mafiosas internacionales y a la expansión de brotes de violencia, invitan a un trabajo concertado, complementario y coordinado entre todos los Estados del planeta. Un clima de entendimiento, de paz y desarrollo, ayuda a la búsqueda de consensos y de cooperación, lo que a la larga resulta beneficioso para todos.
Una vía privilegiada para este fin, es la participación en los organismos internacionales, que permiten a los estados adoptar acuerdos y normas que no son el resultado de la imposición sino de la negociación, el consenso o la aceptación mayoritaria”. “Una situación de desavenencia permanente al interior de los Estados, o entre Estados, favorece el incremento de la pobreza y la presencia de grupos extremistas, repercutiendo en la seguridad (colectiva) de muchas naciones, sean grandes o pequeñas”. En estos contextos surge la cultura como un recurso para la cohesión social, el diálogo entre los pueblos, la paz social y el desarrollo compartido. La cultura es un recurso versátil” (Informe del Encuentro Andino sobre Diplomacia Cultural)