Qué podemos entender por red cultural -4 de 9-

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Tomado de:
Redes Culturales: Una introducción
David Casacuberta
Ángel Mestres
Portal Iberoamericano de Gestión Cultural
18  de octubre de 2017

Miembros: Sin miembros no habría redes. Por tanto, vale la pena estudiarlos en detalle.
Algunos elementos que nos pueden servir son:
La ratio entre nuevos y viejos miembros. También, más cualitativamente, qué tipo de relaciones se establecen entre los viejos miembros y los nuevos; si se ignoran, si se establecen rivalidades, si los viejos miembros asesoran a los nuevos, etc.

El tipo de miembro. Algunas redes se forman por individuos exclusivamente. Otras solo admiten organizaciones registradas. En otras se combinan estos dos tipos de miembro de diferentes formas. Relacionado con ello, podemos intentar establecer qué funciones desarrollan los miembros en función de su categoría dentro de la red.

Especialmente importante son los requisitos previos que se imponen para admitir un miembro. Estos requisitos nos van a decir mucho sobre el tipo de red que nos encontramos. También puede examinarse cuestiones sobre si hay que pagar para ser miembro, tipos de cuota, si hay algún tipo de discriminación positiva a la hora de admitir miembros, etc.

Finalmente, puede ser interesante examinar es la distribución geográfica de los miembros y si es realmente relevante para la red en cuestión.

Redes sociales versus redes tecnológicas.

Insistamos: una red social no necesita de las TIC para funcionar; una serie de personas conectadas entre sí mediante alguna aplicación digital no son necesariamente una red. Sin embargo, no es menos cierto que las TIC facilitan enormemente el trabajo en red. Para obtener el máximo de las redes y no caer en fetichismos tecnológicos que dificulten el trabajo real, es necesario tener en cuenta los siguientes principios:

En primer lugar, hay que establecer en qué son buenos los ordenadores y en qué son buenos los humanos y darle al César lo que es del César. En principio, un ordenador es bueno procesando números, buscando elementos en largas listas, trabajos mecánicos que implican grandes volúmenes de datos. Por el contrario las personas somos buenas en realizar distinciones sutiles entre elementos parecidos, ser capaces de establecer patrones comunes entre elementos disímiles, valorar estéticamente un elemento, analizar la armonía de un conjunto etc. Si tenemos claro desde el principio qué tareas hace cada parte del equipo, el sistema funcionará mucho mejor.

Otro tema importante es crear oportunidades y espacios para comunicaciones no virtuales. Aunque el e-mail o el chat resulten muy útiles, no es menos cierto que los humanos necesitamos el contacto físico, el cara a cara de vez en cuando. Poder visualizar a las personas con las que trabajamos de vez en cuando es un elemento cognitivo clave que facilita mucho el trabajo en redes.

Relacionado con ello es muy importante asegurar las conexiones empáticas y emocionales entre miembros, que los miembros sean personas y no simplemente alias un chat o direcciones de correo electrónico.

 

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