Compartido por:
Red Nacional de Gestores Culturales
Resumen enviado por
Lic. Max Araujo
Ex Vice Ministro de Cultura
08 de marzo de 2018
Punto de Cultura es un concepto de política pública. Son organizaciones culturales de la sociedad que ganan fuerza y reconocimiento institucional al establecer una alianza, un pacto, con el Estado. Aquí hay una distinción sutil: el Punto de Cultura no puede ser para las personas; un coordinador de cultura en el nivel local, actuando como punto de recepción e irradiación de cultura. Como un eslabón en la articulación de la red, el Punto de Cultura no es un equipamiento cultural del Gobierno, ni un servicio. Punto de Cultura es cultura en proceso, desarrollada con autonomía y protagonismo social.
La gestión del Punto de Cultura comienza a partir del convenio que es firmado entre el Gobierno y los proponentes, definiendo responsabilidades (acceso público al Punto, trabajo colaborativo, socialización de las decisiones con la comunidad) y derechos (regularidad en la transferencia de recursos, acompañamiento y capacitación, acceso público a los bienes y servicios adquiridos con los recursos transferidos, etc.) como el público a los bienes y servicios adquiridos con los recursos transferidos, etc.).
Como el Punto continúa desarrollando sus actividades, independiente del convenio, la dinámica de cada organización debe ser respetada. Algunos son ONG volcadas en la acción socio-educativa; otros, escuelas de samba, asociaciones de residentes, palenqueros, aldeas indígenas, grupos de teatro, conservatorios, núcleos de extensión universitaria, museos, cooperativas de asentamientos rurales. Cada cual con su especificidad y forma de organización.
Durante el proceso de implementación y acompañamiento de los Puntos hay tensión. De un lado, los grupos culturales, apropiándose de mecanismo de gestión de recursos públicos; del otro, el Estado, con normas de control y reglas rígidas esa tensión, de cierto modo inevitable, cumple un papel educativo que, a largo plazo, resultara en cambios en ambos campos. El objetivo sería una burocracia más flexible y adecuada a la realidad de la vida, así como un movimiento social más bien preparado en el trato de las cuestiones de gestión, capacitándose para acompañar mejor las políticas públicas y la planeación de sus actividades específicas.
Autonomía, protagonismo, empoderamiento, gestión en red, conocimientos libres, software libre, cultura digital, trabajo compartido, repartición, generosidad intelectual, tradición grio. Son conceptos y prácticas que están presentes en la militancia de los gestores de Puntos de Cultura de todo el Brasil. Son las ideas y valores del programa Cultura Viva cada vez más presentes, ejercitando su dialéctica a partir de Acciones. Un Punto de cultura que se involucra poco con las acciones del programa tiene más dificultades para dar el salto cualitativo en su trabajo, que puede incluso tener una (relativa) eficacia en su comunidad, pero si el grupo continua como un punto aislado, el papel del programa habrá sido, como máximo, el de un buen “girador” de recursos públicos. Las acciones fomentan redes, instigan ideas, exponen contradicciones y es en esta interacción que se hace efectiva la unidad.
Así como el Punto de Cultura no es una creación, sino la potencialización de iniciativas culturales ya desarrolladas, lo mismo acontece con las acciones. Inicialmente se pensó en cuatro acciones. Cultura Digital, Agente Cultura Viva, Escuela Viva y Grill; con el desarrollo de la red de Puntos de Cultura, otras acciones fueron incorporadas y nuestro papel ha sido la aproximación en la diversidad, cambiando ángulos de visión y condensándolos en un solo punto. Cultura Digital, Agente de Cultura Viva, Escuela Viva y Grill