Montículos prehispánicos en el Parque Arqueológico Kaminaljuyu, Guatemala.
Escribe:
Sébastien Perrot-Minnot
Doctor en arqueología
Arqueólogo del centro de investigaciones Éveha International
Investigador asociado al Centro de Estudios
Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA)
Este principio de año es un período oportuno para expresar un gran deseo: el de un desarrollo significativo de la arqueología preventiva en Centroamérica, en 2017. ¿Pero de qué estamos hablando, exactamente?
Centroamérica, como es bien sabido, posee un patrimonio arqueológico excepcional; por cierto, diez sitios y conjuntos de sitios culturales de la región han integrado la lista del Patrimonio Mundial, y varios más fueron propuestos a la UNESCO, con el fin de recibir el prestigioso reconocimiento. Para poder apreciar bien la importancia de este legado, cabe considerar su valor científico obviamente, pero también, su influencia en las artes y las tradiciones, y su impacto en la imagen, la identidad, la vida social y la economía de los países y las comunidades del istmo. La diversidad de sus beneficios suscita una atención renovada en este año 2017, que ha sido declarado “Año internacional del turismo sostenible para el desarrollo” por las Naciones Unidas.
El sitio prehispánico de Joya Cerén (Patrimonio Mundial), El Salvador.
Por otro lado, sin embargo, las valiosas reliquias del pasado de Centroamérica están bajo una presión cada vez más fuerte, debido a la multiplicación de los proyectos de construcción, en un contexto de crecimiento económico y demográfico. Por su vulnerabilidad, sufren destrucciones masivas, que ocasionan irreparables pérdidas de información. De hecho, han sido las victimas de rotundas tragedias culturales, como las que ocurrieron en las ciudades prehispánicas de Kaminaljuyu (Guatemala), El Cambio (El Salvador) o Nohmul (Belice). Añadiré que en general, como ya lo notaba el poeta y escritor Victor Hugo en su tiempo, los profanadores de los sitios y monumentos ni siquiera son conscientes de actuar como bárbaros…
Montículos prehispánicos en el Parque Arqueológico Kaminaljuyu, Guatemala.
Esta situación revela graves problemas en la gestión del patrimonio cultural, y especialmente, en el funcionamiento de la arqueología de rescate. Condujo a la organización del I. Coloquio Centroamericano de Arqueología Preventiva, que se celebró en el Museo Nacional de Antropología “Dr. David J. Guzmán”, en San Salvador, El Salvador, los días 14 y 15 de noviembre de 2016. El evento se realizó bajo el alto patrocinio de la Secretaria de Cultura de la Presidencia de la República de El Salvador y la Embajada de Francia en El Salvador, y con el apoyo del Instituto Francés de América Central (IFAC), el Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA) y el centro de investigaciones arqueológicas Éveha International. Involucró a arqueólogos de El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y Francia, así como a expertos de otras disciplinas relacionadas con el patrimonio cultural, funcionarios, e incluso, profesionales de la construcción. Los participantes tocaron los temas del registro, el estudio, la conservación, la restauración y la valoración de los vestigios.
Mesa redonda con profesionales del patrimonio cultural y de la construcción, en el I. Coloquio Centroamericano de Arqueología Preventiva (2016).
El encuentro resultó ser muy instructivo e inspirador. Se pudo constatar que ciertas deficiencias en el manejo del legado arqueológico eran ampliamente compartidas, en Centroamérica; conciernen, especialmente, a los medios asignados a dicho campo de actividad, las leyes y su aplicación, la autoridad del Estado, la organización de las instituciones estatales, las relaciones interinstitucionales, los recursos humanos y, por último, pero no por ello menos importante, el control científico de los proyectos arqueológicos.
Pero más allá de estos aspectos puntuales, los académicos que participaron en el coloquio manifestaron el deseo de pasar de una arqueología de rescate a una arqueología preventiva, retomando un modelo que se ha impuesto en Francia y algunos otros países. La arqueología preventiva interviene, de manera sistemática, antes del inicio de las obras de construcción. Supone una colaboración estrecha entre las alcaldías y las instituciones del Estado encargadas del patrimonio cultural, un mapa arqueológico preciso y actualizado, diagnósticos arqueológicos (con pozos de sondeo) en los terrenos correspondientes y, llegado el caso, excavaciones extensivas. Por supuesto, no se trata de impedir la realización de construcciones nuevas, ni de conservar todos los vestigios descubiertos. No. Se trata, fundamentalmente, de recolectar testimonios y producir conocimientos sobre la vida de las sociedades de antaño.
Como se enfatizó en el coloquio, la arqueología preventiva debe ser abordada también a nivel centroamericano. Me parece que, idealmente, debería ser objeto de declaraciones, acuerdos y hasta convenios regionales (como lo ha sido en Europa). Hay que decir que la Centroamérica política es, antes que todo, una comunidad cultural, unida por una herencia histórica, tradiciones, valores… y la voluntad de edificar, colectivamente, un futuro mejor.
Las fotos son del autor.
12 de enero de 2017