Está circulando una carta por parte de las autoridades del Aporte para la Descentralización Cultural de Guatemala, ADESCA, anunciando una pausa en sus actividades administrativas debido a un acuerdo gubernativo, el No 55-2016 que emite un reglamento de manejo de subsidios y subvenciones, con el objeto de analizar sus pertinencias.
El caso llama poderosamente a la reflexión seria que se debe hacer para que las autoridades más altas del gobierno, desde el señor presidente de la República y el señor ministro de Finanzas, quienes lo firman, para que recapaciten y lo modifiquen, en el sentido de que no es posible llenar todos los requisitos que ordenan, por cuanto este acuerdo afecta mayormente a los ciudadanos y ciudadanas que se benefician con subsidios o subvenciones menores de cien mil quetzales que es toda esa población meta a la que ADESCA financia para que puedan desarrollar sus pequeños proyectos culturales consistentes en instrumentos musicales, instrumentos de trabajo para elaborar artesanías, elaboración de discos compactos de audio y video, reparación de bienes muebles culturales, formación de academias de enseñanza de las artes, de idiomas, etc. porque tales personas viven lejos de la capital, muchas son analfabetas, y es oneroso el viaje ida y vuelta a la capital para cumplir con lo requerido.
Todo indica que ellos pensaron en las macro y mega empresas en las que se manejan cientos, miles y millones de quetzales y no en todos estos grupos pequeños del interior del país cuyas actividades culturales y artísticas les exigen variedad de sacrificios para su ejecución.
Desde su fundación, hace 17 años, ADESCA ha sido ejemplo para América Latina en relación a su sistema descentralizado de ayudar económicamente a personas individuales y grupos pequeños de personas que desde lejanos lugares han logrado la oportunidad de desarrollar sus culturas y microeconomías.
Con estas disposiciones de control y contención de los gastos, si no se amplía el presupuesto específico, no será posible llegar hasta las comunidades más lejanas para coadyuvar a sus desarrollos culturales y a todo el país, con lo que el Gobierno de Guatemala perderá una vez más la oportunidad de atender las necesidades, en este caso culturales, de su población. Es más, con tales disposiciones, aunque haya el presupuesto suficiente, será imposible que la gente las cumpla, no porque no se quiera, sino porque todavía existen ciertas incapacidades para solventarlas.
Carlos René García Escobar
DPI 1906 08811 0101
Guatemala, 1 de septiembre de 2016