Formación de gestores culturales  -3 de 5-

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Por
Luis Ben Andrés
Tomado de:
Atalaya gestión cultural
Blog Cultural
06 de marzo de 2018

La aparición del TASOC, un ciclo superior de formación profesional en Animación Sociocultural del sistema educativo reglado, probablemente influyó en la desaparición o reorientación de estas escuelas. Igualmente el hecho de que las políticas de las instituciones públicas derivaran más hacia un modelo de gestión que a uno sociocomunitario contribuyó en la reconversión de las mismas.

De un lado los profesionales precisaban de un aval universitario que validara y diera prestigio social a la gestión cultural. Dado que muchos de los gestores poseían algún tipo de titulación y sumado al hecho de que la vía más fácil era la de estudios de tercer grado frente a la complejidad de poner en marcha una licenciatura o diplomatura universitaria, se optó por los másteres y postgrados.

El pionero fue el de la Universidad de Barcelona en el año 1989 y que nace de la alianza de esta universidad con la diputación de Barcelona. Esta última institución contaba tanto con una preocupación activa como con proyectos específicos dirigidos a la formación de gestores, de hecho su influencia iba más allá de los límites de la provincia catalana acogiendo a profesionales del resto de España.

Desde entonces esta vía de los estudios de postgrado ha sido seguida en numerosas universidades de nuestro país como Valencia, la Complutense de Madrid, Zaragoza y en el caso andaluz por el master de gestión cultural de las universidades de Sevilla y Granada. Normalmente las universidades contaban con el apoyo y la complicidad de instituciones públicas que estaban interesadas en apoyar estos procesos formativos superiores. Tal fue por ejemplo el caso de la Consejería de Cultura con las universidades andaluzas citadas.

Sin embargo la formación desde los másteres y postgrados no resolvía de manera total el problema de la desestructuración social de la profesión de gestor cultural. Las primeras ediciones de estos másteres estaban copadas por profesionales veteranos en busca de una validación social vía universidad. Pero se quedaban fuera aquellos profesionales sin titulación de acceso a postgrado o aquellos cuyas instituciones no daban facilidades ni ayudas para seguir una formación de este tipo.

Poco a poco se fue abriendo camino la idea de que era necesaria una formación de grado en el campo de la gestión cultural. No obstante la idea no es compartida por la totalidad de la profesión ya que algunos ven en los estudios de grado específicos un corsé para el acceso y el ejercicio de la profesión de gestor. En tal sentido se expresaba en su día el profesor Martinell de la Cátedra UNESCO de la Universidad de Gerona (Martinell 2001) cuando afirmaba que desde la experiencia que disponemos, consideramos que no sería conveniente la estructuración de unos estudios de grado universitario en este sector y mantenemos, de acuerdo con la concepción pluridisciplinar del sector cultural, la existencia de estudios de tercer ciclo.

Sin embargo las asociaciones profesionales han presionado fuertemente en este sentido y de hecho en la actualidad están en marcha dos propuestas en dos universidades. De un lado la universidad de Navarra ofrece un itinerario en Gestión Cultural y Patrimonio dentro del grado de humanidades. Por otro lado la universidad de Huelva ofrece un grado de Gestión Cultural cuya implantación se debe en cierta medida a la presión y esfuerzo de la Asociación Profesional de Gestores Culturales de Andalucía (GECA).

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