Cultura, un marco conceptual -3 de 3-

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Autor:
Guillermo Marín Ruiz
Tomado de:
Manual Básico del Promotor Cultural
30 de abril de 2018

En México desde 1521 en que fue derrotado el pueblo y la cultura anahuaca, primero los conquistadores y después los colonizadores, han importado los modelos artísticos de las elites europeas de poder. A esta importación de modelos artísticos le llamaron “La Kultura”. A la promoción y difusión de las actividades artísticas importadas de Europa, se le conoció y se le sigue señalando como, “promoción y difusión de la cultura”.

La cultura de la civilización invadida, que es la de los pobres, se le ha conocido como culturas populares, autóctonas, primitivas, aborígenes. A la promoción y difusión de estas manifestaciones se les discrimina nombrándolas folklore, artesanías, tradiciones y costumbres, pero jamás “se podrá igualar a las manifestaciones artísticas de las clases dominantes europeas” y por lo consiguiente a la llamada “Kultura Occidental”.

De esta manera el Promotor Cultural se convierte en tan solo un promotor de las manifestaciones artísticas de las clases dirigentes europeas. Lo que en el medio se conoce  como “la cultura de las bellas artes europeas”’ manteniéndose, por lo general, lejos de las formas artísticas y culturales de los pueblos originarios y mestizos de México. De esta forma no se puede identificar la cultura de un pueblo, tan sólo por su arte, y no se debe plantear proyectos culturales para una comunidad, enfocándolos sólo desde la perspectiva del arte (aunque represente una de sus áreas vitales).

La segunda, que una forma de tratar de explicar lo que es la cultura, podría ser diciendo lo que no es cultura, y lo que no es cultura, es la natura. En efecto, en donde el ser humano no haya puesto su planta, y la naturaleza esté virgen, ahí no existe cultura, tan sólo natura. Pero baste que en el bosque o selva se abra un camino, o que unas piedras sean talladas, perdiendo sus formas primigenias, porque ahí aparece inexorable una manifestación de la cultura. Por ello el ser humano es un creador, portador y recreador de la cultura.

Si bien, como se dijo, todo lo que  hace el ser humano es cultura, el Promotor Cultural debe determinar su campo de trabajo; partiendo de la idea de que la cultura se puede dividir en dos áreas, la biófila y la necrófila. El Promotor Cultural deberá trabajar en el área de la primera y a su vez de está, deberá seleccionar aquellas acciones que en especial promuevan el bienestar espiritual de la comunidad para elevar su calidad de vida.

Todos los pueblos a lo largo del tiempo han ido elaborando una gama muy compleja de actividades que favorece el desarrollo espiritual de los individuos en particular y de la comunidad en general, y que se encuentran íntimamente ligadas a otro tipo de actividades, que pueden ser productivas, recreativas, religiosas, creativas, artísticas, etc. y porque han funcionado, han sido incorporadas a las costumbres y tradiciones, que le dan una personalidad específica a cada pueblo.

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