1 de mayo, Día Internacional del Trabajo

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Escribe
Marco Tulio Monzón
Gestor Cultural
1 de mayo de 2018

Corría el año de 1886 cuando, agobiados por las largas jornadas laborales implementadas derivado de la Revolución Industrial, los sindicatos de trabajadores decidieron solicitar la modificación de la jornada laboral a 8 horas diarias, con la consigna de tener 8 horas para dormir, 8 horas para la familia y 8 horas para trabajar.

Algunas poderosas industrias no aceptaron este convenio, por lo que se inició una gran marcha que concluyó con la captura de cinco manifestantes que fueron condenados a muerte, y es por ellos que como homenaje se recuerdan estos movimientos laborales y se designó el 1 de mayo de cada año, como el Día Internacional del Trabajo.

En Guatemala, las condiciones laborales no son precisamente las mejores.  Muchas personas trabajan en condiciones precarias, especialmente en el campo. Mejorías ha habido, pero no suficientes. La clase obrera sufre para subsistir con un salario mínimo que no cubre las necesidades mínimas.

Foto: Redacción, La Hora, Guatemala, C. A.

Sin embargo, es emotivamente conmovedor, ver cada mañana a personas que desde las primeras horas antes de la madrugada, ya están de pie, preparándose para la jornada diaria. Aquellos que viven lejos de sus centros de trabajo, pero que con responsabilidad llegan puntualmente al mismo.

Los otros que, desde la economía informal, ya sea vendiendo desde lo más sencillo, hasta lo más complejo, se esfuerzan diariamente por llevar el sustento al hogar.

Cuánta tristeza da ver este esfuerzo diario, cuando en otros círculos, desde la delincuencia común, la delincuencia organizada, la delincuencia burocrática, la delincuencia empresarial, sin el más mínimo esfuerzo, se enriquecen a costas del esfuerzo diario de quienes luchan por trabajar honradamente.

Todos necesitamos un trabajo, todos necesitamos llevar sustento al hogar, aquel hombre que apoya a sus padres, el que mantiene su hogar y sus hijos, los adultos que se han quedado solos, la madre soltera que tiene que doblegar esfuerzos y luchar contra las amenazas de los aprovechados de siempre.

En este Día del Trabajo, desde mis propias creencias, doy gracias a Dios por tener un trabajo honrado y que me permite servir al prójimo.  Doy gracias a Dios por las personas que poseen un trabajo digno.

Y pido a Dios por quienes no tienen un trabajo ni una fuente de ingresos, pese a sus esfuerzos por encontrar esa puerta que le permita dignamente obtener un ingreso mensual.

Doy gracias por los buenos patrones y jefes, y pido que reflexionen aquellos que abusan de su poder y explotan a sus empleados y subalternos, por ambición, ansias de poder y soberbia.

¡Compañeros, feliz día del trabajo!

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