Ciclos de Formación en Gestión Cultural -4 de 11-

Curso literario se impartirá en Universidad Francisco Marroquín
enero 30, 2017
Primer Concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional se presenta el 9 de febrero
enero 31, 2017

Texto preparado por
Prof. M.A. Martín Fernández Ordóñez
Taller de formación en Gestión Cultural

Otras formas de crear colecciones, es por medio de la apropiación de obras de arte como tesoros de guerra. Bajo las órdenes de Napoleón se hicieron apropiaciones masivas. Durante sus expediciones en Italia (1796 – 1797), Egipto (1798) y el resto de Europa, reunió muchas obras de arte que luego trasladó a Francia.

Las más antiguas pertenencias del Museo del Louvre consisten en arte confiscado de colecciones clericales y aristocráticas.

En la segunda mitad del siglo XIX comenzó a difundirse la aceptación de los principios éticos respecto a la protección de los objetivos civiles y no militares durante la guerra.

En 1863 Abraham Lincoln, en lo más intenso de la Guerra Civil de Estados Unidos promulgó el “Código Lieber”, fundado en la noción de que no es correcto imponer sufrimiento innecesario a los perdedores de un conflicto.

El código Lieber despertó mucho interés en Europa. En 1874 la “Declaración de Bruselas” extendió la protección ofrecida a las artes y las ciencias.

En 1880 el Instituto de Ley Internacional de Oxford creó las “Leyes de Guerra en tierra firme”.

El anterior documento proporcionó las bases para la creación en 1907 de la “Convención de la Haya respecto a las leyes y costumbres de guerra en tierra firme”.

Esta ley regula y prohibe dañar las instituciones dedicadas a la religión, caridad, educación, las artes, las ciencias y los monumentos históricos.

En 1933 la Oficina Internacional de Museos de la Liga de las Naciones se reunió en Washington para recomendar lo que se conoce como el “Pacto Roerich”, el Tratado sobre la Protección de Instituciones Artísticas y Científicas.

Se designó una bandera con la cual poder ser reconocidos, así como lo eran los miembros de la Cruz Roja.

El Pacto Roerich fue firmado por 18 naciones (Incluida Guatemala) en Montevideo, Uruguay, en 1935.

La tragedia de la Segunda Guerra Mundial

Durante la Segunda Guerra Mundial, a pesar de que los comandantes aliados y oficiales en tierra trataron de evitar la destrucción de monumentos excepto en casos de “necesidad militar”; la destrucción punitiva de la propiedad cultural por parte de Alemania no tuvo precedentes.

Los alemanes destruyeron 427 museos en varios países europeos, confiscaron cientos de miles de objetos de arte y antigüedades a propietarios privados e instituciones, además de lanzar una campaña para expulsar el “arte degenerado”.

La creación de la UNESCO

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, en 1945 fue conformada la UNESCO (Organización
Educativa, Científica y Cultural de las Naciones Unidas)

En 1954 los esfuerzos de la UNESCO produjeron la “Convención de la Haya para la protección de propiedad cultural en el caso de conflicto armado”.

El preámbulo de la convención de 1954 impulsó con fuerza los intereses de las personas por un patrimonio común: “Daño a la propiedad cultural perteneciente a cualquier persona significa daño a la herencia cultural de toda la humanidad, porque cada persona hace su contribución a la cultura del mundo”.

Hoy en día esta declaración no tiene nada de inusual, pero en su época el reconocimiento de TODO el arte del mundo como algo que constituye una parte importante del patrimonio humano fue un extraordinario avance a partir de los prejuicios del pasado.

En 1970 la UNESCO creó la “Convención sobre los medios de prohibición y prevención de la ílicita importación, exportación y transferencia de propiedad considerada patrimonio cultural”.

En 1972 dio forma a la “Convención respecto a la protección del patrimonio cultural y natural mundial”

La Convención de 1995 sobre “Objetos culturales robados ó exportados ilegalmente” , creada por el Instituto Internacional para la Unificación del Derecho Privado (UNIDROIT) fue creada como respuesta a la insatisfacción causada por el fracaso de la Convención de 1970 de la UNESCO para frenar la exportación y el comercio ilícito de obras de arte.

UNIDROIT  hizo un llamado a la restitución de objetos robados o exportados ilegalmente y permitió reclamos para su retorno para ser presentadas ante las cortes de los países signatarios. Debido a las medidas mucho más restrictivas de esta convención, de las  22 naciones que firmaron la convención, solamente 11 la han ratificado y otras 12 naciones han accedido a ella. Hasta el 2005, Estados Unidos no había firmado UNIDROIT.

Habiendo sido firmada por 100 naciones, la Convención de 1970 de la UNESCO sigue siendo a la fecha el instrumento internacional más importante relacionado a la propiedad cultural.

Algunas deficiencias de la Convención de 1970 de la UNESCO

A pesar de que la mencionada Convención regula el movimiento internacional del arte, fue orientada hacia el interés nacional de la propiedad en lugar de hacia el riesgo del arte en caso de guerra o conflicto armado.

El tono de la convención se opone fuertemente a la exportación ilícita de propiedad cultural, pero no previó para el retorno de objetos sobre la base de reclamos de propiedad nacional.

Desde la Segunda Guerra Mundial, las convenciones europeas e internacionales sobre derechos humanos han dirigido expresamente el derecho a que todas las personas puedan viajar libremente. Algunos académicos han sugerido que la gente realmente no es libre de viajar bajo los términos de la Convención Europea sobre Derechos Humanos si no tiene el derecho de llevarse consigo sus propios bienes, incluyendo el arte.

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